Nos gustan las copas. Evocan a gloria, recuerdan a un trofeo o incluso poseen un cariz religioso como el cáliz de Cristo. También podemos aludir a la copa de un árbol o al sombrero de copa. Aunque en este particular, vamos a ceñirnos a las copas de la cristalería, vasos incluidos, para aprender todo lo referente a este indispensable de la hostelería: las copas y otros componentes de la cristalería.
Tanto a nivel doméstico como en hostelería, la cristalería es esencial. No hay vivienda en la que no exista un juego de vasos o de copas para las ocasiones especiales; ni tampoco, hay local de hostelería que no disponga de todo tipo de vasos y copas para prestar el mejor de los servicios. Porque no, aunque parezca un asunto sin importancia, en este caso, el hábito si hace al monje y el contenido no sabe igual si el continente, no es adecuado. Seguro que alguna vez has notado que el café con leche no sabe igual en taza que en vaso o la cerveza en la lata o el botellín. Eso se debe a que en ocasiones, la forma, el grosor del cristal o el tamaño, influyen en la bebida por algunos nimios detalles. Sino que se lo pregunten a un buen catador de vinos… a cada vino, su copa.
Como aunque lo parezca, no tenemos mucho conocimiento sobre estas cuestiones, hemos consultado con los que saben de cristal, Giona Premiun Glass, expertos en cristalerías del más alto nivel, nos han hablado de los tipos de vasos y copas que deben componer la cristalería, así como sus usos particulares. A nivel personal, se trata de una información interesante, pero a nivel profesional, es esencial saber todo lo necesario respecto copas y vasos. No en vano, en el sector, se trabaja con una enorme variedad de tipos de copas y vasos, a razón de las diferentes bebidas que se sirvan. La forma y altura de las mismas son clave en un buen servicio, dado que cumplen al mismo tiempo la función de contener el líquido o calentar o enfriar el mismo.
Un viaje por los tipos de copas y sus diferentes usos
Evidentemente, toda esa inmensa cantidad de tipos de copas se fabrican en vidrio o cristal, aunque existe una alternativa en cuanto a materiales: el policarbonato, con menor impacto medioambiental. En cualquier caso, cristal, vidrio o policarbonato, veamos los tipos de copas que no deben faltar en un negocio de hostelería que se precie.
Indispensable, la copa de agua. Simple pero cierto, una copa de agua no puede faltar en un buen restaurante, aunque en otros locales, se sirve en vaso. Se trata de una de las copas de mayor tamaño, ligeramente abombada, lo que la diferencia del resto.
A continuación, la copa de flauta, utilizada con una finalidad muy concreta: servir champán, cava o vinos espumosos. Su forma alargada, está diseñada para un fin particular que no es otro que conservar la carbonatación natural de la bebida. Se trata de una copa fina, delgada y de cuello largo para sujetarlas. Su capacidad va de los ciento setenta y cinco a los doscientos noventa y cinco ml.
Menos elegante pero igual de chic, las copas de cocktail, como la que siempre hemos visto en los anuncios de Martini y todas sus variantes. Combinados con si hielo pero con aceituna. La copa favorita de ese mítico espía llamado Bond, se caracteriza por su forma triangular y cuello delgado. Cuentan con una capacidad de los ciento quince a los doscientos noventa y cinco mililitros.
De mayor tamaño, la copa de margarita, una de las más famosas y distinguibles a simple vista. Su nombre, procede de este famoso cocktail, aunque admite el daiquiri, entre otros. Tiene un diseño atractivo y un tamaño con capacidad de doscientos cinco mililitros a trescientos cincuenta.
Pasamos de los cocteles más renombrados a las bebidas más añejas: la copa de brandy o coñac, cuenta con un cuello de copa corta y ancho, diseñado especialmente para que pueda sujetarse entre los dedos, al tiempo que la copa se apoya en la palma de la mano, con la finalidad de calentar el contenido. Poseen una gran capacidad variable desde los ciento cincuenta hasta los seiscientos ml.
También existen copas pequeñas, como la de anís, una versión reducida de la de coñac.
Como alternativa elegante a los vasos de tubo, encontramos las copas de balón o de globo que sirven para disfrutar de combinados con refrescos.
Menos conocida, la copa cordial o formal, ideal para servir el digestivo tras una copiosa comida o cena. Sofisticadas y de tamaño pequeño, se trata de copas de treinta a ciento veinte mililitros de cristal bastante grueso.
Más fácil de encontrar en un chiringuito de playa en una enorme ciudad, la copa hurricane, es la que se utiliza para servir los cocteles más veraniegos, tropicales y de frutas. Su tamaño es grande, de los cuatrocientos cuarenta y cinco a los seiscientos ochenta.
No podíamos concluir esta parte sin mencionar a las copas de vino y de cerveza. La primera de ellas, merece mención aparte; la segunda, es uno de los tipos de copas con mayor capacidad y de vidrio más grueso, para servir las tradicionales cañas.
Las copas de vino y los vasos más clásicos
No es que exista todo un universo de copas de vino, al contrario, la variedad en formas, estilos y tamaños, puede reducirse a dos: copas para vino tinto y copas para vino blanco.
A la hora de servir el vino tinto, encontraremos una copa de mayor tamaño, grande, ancha y voluminosa, comparada con las de vino blanco, así como con mayor apertura. El objetivo de que su diseño sea así, no es otro que el de permitir que el vino respire y pueda desprender sus aromas y matices. Así mismo, cabe señalar que solo deben llenarse hasta la mitad de su capacidad, para permitir que el vino se oxigene. En lo que al tallo respecta, debe ser lo suficientemente largo para que pueda sujetarse sin calentar el vino.
En cuanto al servicio de vino blanco, se realiza en copas ligeramente más pequeñas y estrechas, de menor volumen y tallo más largo. El objetivo es mantener la temperatura fría del vino junto a su forma cónica que concentra los aromas. Su boca es más pequeña, para evitar la oxidación del vino.
Dejamos el copeteo a un lado para dar protagonismo a los vasos. Aquí la variedad es inmensa en cuanto a tamaños, formas y diseños, pero señalaremos los más utilizados en hostelería.
El primero de todos, el vaso de agua. Imprescindible dado que se pueden utilizar para agua e incluso zumos. Entre otras bebidas según preferencias.
Pasamos a unos vasos muy codiciados por la clientela: los shot o de chupito. Son los más pequeños de todos los vasos. Su capacidad es mínima, de veinte a cuarenta mililitros para servir generalmente licores que se bebe de un “chupito”.
Aunque muchos desconocen su nombre, el vaso para servir tequila, lo tiene: caballito. Este tipo de vaso similar al chupito, es alargado y se popularizo en los setenta.
No puede faltar el vaso de cóctel, en el que se sirve el vermú. De tamaño intermedio, cuenta con la capacidad suficiente para añadir hielo.
Otro tipo de vaso indispensable es el highball glass, tumbler, vaso collins o vaso largo. Popularmente conocido como vaso de tubo. Se trata de un vaso largo con una capacidad de doscientos cincuenta y cinco mililitros que se utiliza para bebidas o combinados que requieren como mínimo dos cubitos de hielo. Se utiliza, como bien sabemos, para cubatas, combinados de ron, vodka, whisky o ginebra con refrescos. También solo con refrescos o incluso, cerveza.
Si tenemos un vaso largo, no puede faltar el bajo. El lowbar glass, se utiliza exclusivamente para servir whisky o combinados con bebidas destiladas. En la misma línea, el vaso old fashioned o rock glass, con la misma finalidad pero con dibujos o cenefas en el vidrio.
La cerveza tiene copa y tiene vaso, como sucede con el vino, podemos encontrar diferentes diseños y tipos:
- Vaso pilsner, ancho y resistente, con capacidad de doscientos a cuatrocientos setenta y cinco mililitros.
- Vaso de cerveza de trigo o blanca, similar al anterior pero con una forma redondeada en la parte superior para mantener la espuma.
- Vaso de pinta, más bajo que los anteriores pero de mayor capacidad, hasta los seiscientos mililitros.
- La jarra de cerveza, muy utilizada en nuestro país, suele ser de medio litro, fabricada en un vidrio grueso y su mayor característica es que posee un asa para evitar que se caliente el líquido.
En definitiva, el mundo de las cristalerías es muy amplio. Si a todos estos tipos, se añaden la infinidad de diseños que se pueden encontrar, la oferta se multiplica. Sin olvidar que en la mayoría de los casos, se recurre siempre a lo más típico, dejando a un lado la especialización del vaso para servir el contenido. De manera que es fácil encontrar un vaso de tuvo cuando se pide agua, o que te sirvan la cerveza en un vaso de agua cuando se trata de una caña.