Hay determinadas zonas geográficas del mundo en las que se respira deporte por los cuatro costados y que suscitan preguntas relativas a cómo es posible que, con lo reducido de su tamaño, puedan albergar una cantidad de deportistas o clubes deportivos de tan alto nivel. Hay varios ejemplos que ilustran perfectamente de lo que estoy hablando:
- El primero de ellos es al que voy a hacer referencia a lo largo de este artículo, que es la comunidad de Cataluña. Pero quiero destacar también otros dos, aunque sea solo por mencionarlos.
- El País Vasco tiene un mérito brutal en este sentido puesto que se trata de una zona de reducidas dimensiones y en la que apenas viven 2 millones de personas. Ahí se encuentran dos de los mejores clubes de fútbol de España, el Athletic Club y la Real Sociedad, además de uno de los mejores equipos de baloncesto de Europa, el Baskonia.
- Podríamos hablar también de un país como lo es Uruguay, que apenas tiene un puñado de millones de habitantes pero que siempre compite al máximo en un deporte como el fútbol. No en vano, fue campeona del Mundo en dos ocasiones y siempre es uno de los combinados a tener en cuenta en las citas mundialistas. En la que ganó España en 2010, llegaron a las semifinales.
Como os decía antes, quiero referirme especialmente al tema de Cataluña puesto que es el que conozco de primera mano. No soy catalán, pero la práctica deportiva me ha llevado a esa parte del mundo. Cabe decir que no soy un profesional de la élite del deporte, si no que me he desempeñado en clubes de fútbol de naturaleza semiprofesional. En concreto, he jugado varias temporadas en Segunda B, la actual Primera Federación y en la que siempre hay una nutrida representación de equipos catalanes, que además suelen ser de los más potentes de la categoría.
Yo soy natural de Castilla y León, el lugar en el que empecé a jugar al fútbol y en el que me enamoré perdidamente de este deporte. Cuando me llegó una oferta de un equipo catalán que por entonces jugaba en Tercera, la verdad es que no me lo pensé. Hubo varios factores que intervinieron en mi decisión. Por una parte, los equipos de Cataluña tienen un mayor potencial de crecimiento que los de Castilla y León. Es una realidad que los habitantes de la región castellano leonesa teníamos que admitir. Por otra parte, también es cierto que los clubes catalanes pagan bien y que eso fue importante a la hora de decidir.
Tomé la decisión casi sin dudarlo. Tenía ganas de vivir nuevas experiencias en el fútbol modesto y la verdad es que esto implicaba un salto importante en mi carrera. El equipo que me quería fichar procedía de la provincia de Barcelona, así que lo primero que tenía que hacer si quería empezar la temporada en condiciones era buscar una vivienda. Hay algunos clubes que ofrecen directamente esta vivienda, pero en este caso, me tenía que buscar la vida por mi cuenta. Cuando se oficializó el contrato, me puse manos a la obra en este sentido y di con la página web de Vip House Bcn, algo en lo que considero que fui afortunado porque disponen de inmuebles de todo tipo (áticos, casas, pisos, chalets…) en los regímenes tanto de venta como de alquiler.
La verdad es que conseguí una vivienda que cumplía con mis propósitos. Todos queremos tener una cierta calidad de vida y, cuando cambias de ciudad, eso es lo primero en lo que sueles pensar. Por eso, es interesante que empecemos por la vivienda. Es la pieza angular de cualquier proyecto de vida y, cuando cambiamos ese proyecto, para empezar con buen pie en el nuevo hay que apostar por una casa o un piso que realmente se ajuste a lo que queremos. En caso contrario, la felicidad estará puesta en jaque. Y la verdad es que asumir ese riesgo no es plato de buen gusto ni para mí ni para nadie.
Al haber conseguido ese objetivo, el resto de mi vida en Cataluña transcurrió del modo en que quería. Rápidamente, nos adaptamos a la zona en la que decidimos vivir y la verdad es que descubrimos muy pronto que podíamos disfrutar mucho de la vida en este lugar. Hicimos bastantes amistades durante nuestros primeros meses en la región y la verdad es que eso nos ayudó mucho a sentirnos muy pronto como en casa. Tanto yo como mi pareja consideramos que el cambio ha sido positivo y estamos muy contentos de haber podido acertar con esa decisión.
Además, en el plano deportivo, tengo sus decir que las cosas me han ido muy bien. En el primer año con el nuevo equipo, conseguimos un ascenso a Segunda B que deparó una nueva realidad en el club, que pudo contar con más ingresos y que se tradujo en el aumento de nuestras nóminas. Poder disputar la categoría de bronce del fútbol español me dejó un buen sabor de boca porque era un sueño, un objetivo que tenía en mi cabeza y que no quería dejar pasar. La verdad es que disfruté mucho con el ascenso de categoría y, con la llegada de la nueva división, pude disfrutar aún más. Conseguimos salvar la categoría holgadamente durante varias temporadas seguidas y la afición guardó un recuerdo imborrable tanto de mí como del resto de mis compañeros.
Una región en la que se respira deporte por todos los lados
Ya he dicho antes que Cataluña es una de las zonas del país en las que mejor se trabaja el mundo del deporte. Hay que analizar de dónde procede ese éxito y la verdad es que a mí no me cabe ninguna duda de que se debe a la organización de los Juegos Olímpicos de 1992, que transformaron la ciudad por completo y que hicieron de Barcelona una de las ciudades en las que se ha apostado por el deporte de manera más ejemplar, viendo aumentado de manera más que significativa el número de instalaciones deportivas que se reparten por sus barrios y realizándose inversiones en el deporte base. Es así como se puede empezar a desarrollar el deporte y en Barcelona (y por ende en toda Cataluña) lo entendieron a la perfección.
Hay algunos datos que ponen de manifiesto la relevancia que tiene una región como esta para el deporte de todo el país. Fijaos en la noticia que vamos a compartir a continuación y que se publicó en la página web de El Periódico. En ella, se dice que, de los 382 representantes que mandó la delegación española a los recientes Juegos Olímpicos de París, 97 de ellos eran catalanes. O lo que es lo mismo: más de un 25% eran de este lugar. Se trata de cifras que ponen de manifiesto que estamos hablando de una de las regiones de España en la que se ha trabajado de manera concienzuda todo lo que tiene que ver con el deporte. De hecho, no hay un solo lugar que le pueda hacer sombra en territorio español.
Las cifras, además, eran todavía más grandes en los Juegos Olímpicos que se desarrollaron en la ciudad de Pekín en el año 2008. En una información de la que se hizo eco el diario El Mundo se comunicaba que uno de cada tres deportistas de la delegación española provenía de Cataluña, lo cual fue un absoluto récord y lo que suponía, al mismo tiempo, un crecimiento del 9% con respecto a los registros que se habían producido en los Juegos Olímpicos de Atenas, celebrados cuatro años antes.
No es casualidad que todos los datos de los que estamos hablando se hayan producido una o varias décadas más tarde de la organización de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Y es que la organización de este evento en la ciudad hizo que el deporte catalán entrara en una nueva e impresionante dimensión que todavía hoy sigue teniendo.
Y es que los catalanes y las catalanas han demostrado ser gente competitiva en todos los deportes. En deportes de equipo, su contribución es elemental. En deportes como el waterpolo, la inmensa mayoría de los y las deportistas han sido de origen catalán. Pero es que en deportes individuales también han tenido una relevancia fuera de lo común. Ni que decir tiene que esto, a la hora de conseguir medallas, ha sido clave. Y va a seguir siéndolo por muchos años que pasen. Solo hay que esperar sentados para descubrirlo.
Estoy muy contento de haber ido a parar a Cataluña. Una de las cosas que creo es que, cuando acabe mi carrera deportiva, voy a seguir viviendo en esta región. La verdad es que tanto a mí como a mi pareja nos ha encantado y tenemos muchas ganas de seguir aquí porque, además, la calidad de vida es muy buena y tenemos un clima que nos encanta. No nací aquí, pero tengo claro que es el sitio en el que mejor me he sentido en mi vida. Y muy bueno tiene que ser otro lugar para superarlo.