¿Puedo poner piscina en casa?

La pregunta tiene una respuesta fácil y conocida por todo el mundo: sí. Según qué tipo de piscina y que casa, lógicamente. Esto de tener la piscina en la puerta de la vivienda, no es algo novedoso ni que se haya inventado ahora. De hecho, las piscinas se tienen de modo particular desde hace décadas. Lo que no sabe todo el mundo, salvo los interesados, es como hay que hacer para poder instalar una piscina en el patio de la casa o la parcela. Por eso precisamente, vamos a tratar estas cuestiones en este artículo.

Puede que hoy no tengas la intención de montar tu propia piscina. Ya sea porque vives en un piso o de alquiler, porque no tienes presupuesto o por cualquier otra razón, este no es el momento. Pero también puede darse la circunstancia de que en algún momento de la vida, sientas la inquietud, necesidad y ganas de darte un chapuzón sin tener que ir a una piscina de pago. Sea como fuere, el saber no ocupa lugar así que, vamos a proporcionar toda la información relevante al respecto.

Como no puede ser de otra manera, la mejor forma de informar, es informarse previamente, para lo que no hemos dudado en contactar con Rama Piscinas, dedicados a la rehabilitación de piscinas. Gracias a ellos, hemos tenido acceso a conocer todo lo necesario para saber la mejor manera de proceder a la hora de instalar una piscina particular. En el caso de disponer de una vivienda con jardín o un buen patio, contar con un terreno o parcela, puede darse la circunstancia de querer aprovechar ese espacio. Colocar una piscina es una excelente forma de hacerlo, al mismo tiempo que podremos disfrutar de un baño en cualquier momento, siempre que el tiempo, lo permita o en el caso de montarla climatizada.

Aspectos a tener en cuenta

Antes de lanzarse a la piscina y montar la ídem, válgame la redundancia, lo primero que hay que considerar es todo lo relativo a la legalidad del proyecto. Puede ser que sea tu terreno pero eso no implica necesariamente que se pueda construir una piscina en él. Por lo tanto, habrá que hacer una consulta a las leyes, en concreto a la Ley del Suelo de la Comunidad Autónoma en la que se encuentra el terreno. Además, un repaso al resto de la normativa municipal es igual de importante.

Esto se debe a que tanto comunidades como ayuntamientos, regulan los espacios y condiciones en las que está permitida la instalación de piscinas, así como las características concretas de las mismas. Por lo tanto, tras un repaso a esas leyes y normas, se adquiere el conocimiento necesario sobre los requisitos y autorizaciones, licencias y demás burocracia necesaria.

De forma generalizada, esta reglamentación autonómica y local, permiten la instalación de una piscina en función del tipo de suelo en el que se quiera colocar. En este sentido, se debe saber que existen en nuestro país varios tipos de suelo.

El suelo urbano que es todo aquel terreno en el que exista algún tipo de construcción legal o en el que se pueda ejecutar aunque no exista. Suele estar asociado, de forma equivoca a las ciudades, aunque no es así. Pueblos y zonas rurales pueden ser perfectamente suelos urbanos.

El siguiente tipo de suelo, el rústico, no tiene porqué ser necesariamente el terreno de un pueblo. Se considera como tal, el terreno sobre el que no se puede construir edificación alguna, suelen estar vinculados a la agricultura, ganadería o zonas de bosque. En este tipo de suelos, solo pueden construirse instalaciones vinculadas a la explotación. Nada de piscinas.

Cuando el suelo, no estando urbanizado y careciendo de construcción, puede ser urbanizado en el futuro, solicitando a las autoridades el cambio a suelo urbano, se considera como suelo urbanizable.

Por último, el suelo de núcleo rural que se da en algunas zonas rurales. Parecido al suelo urbano pero con características particulares y centrado en este tipo de zonas.

Ahora que conocemos los cuatro tipos de suelo, hay que tener en cuenta que de forma generalizada, no tiene porqué existir ningún problema a la hora de instalar una piscina en la propiedad. Basta con cumplir alguna condición o respetar alguna norma para poder proceder. Esto es similar en el terreno propio si se trata de terreno urbano y en el suelo urbanizable, siempre y cuando se solicita la posibilidad de urbanización y sea aprobada.

Por lo tanto, mientras la clasificación sea de esta manera, en lo que al terreno rural respecta, no se puede instalar una piscina o construir nada, salvo circunstancias concretas. Por ejemplo, un camping u hotel rural, podría construir un alojamiento en terreno rural y montar instalaciones relacionadas con el turismo. Eso sí, con una normativa mucho más estricta, pero que permite la instalación de piscina si se vincula al establecimiento.

Siempre con permiso

Evidentemente. Si el terreno es el apropiado y es posible montar una piscina en él, hay que contar con el permiso del ayuntamiento. Para ello, hay que tramitar las licencias oportunas que permitan construir la piscina en casa. Siempre y cuando el terreno cumpla con los requisitos necesarios, hay que pasar al siguiente nivel y solicitar las licencias correspondientes a la obra y demás.

Por lo general, a la hora de hacer la solicitud, es necesario aportar (pues lo solicitan) un informe técnico del terreno y las actuaciones que se van a ejecutar sobre el mismo. Este trámite es necesario porque para hacer una piscina, es necesario que se realicen actividades molestas y específicas, como el movimiento de tierra, la instalación de los conductos necesarios, los puntos de luz, etc. Tanto ayuntamientos como administración en general, siempre piden explicaciones lo más concretas y exactas posible, con objeto de asegurar y garantizar que las medidas y la obra, no supone alteración del entorno, peligros para el medio ambiente o la seguridad ciudadana, etc.

Como cabe esperar, este tipo de proyectos y los informes que los acompañan, requieren ser realizados por profesionales colegiados. Este profesional se ocupa de realizar el seguimiento de las correspondientes obras y es el responsable ante la administración del cumplimiento de lo establecido en el informe técnico que se ha presentado.

Respecto a este tipo de informe tan concreto y específico, debemos decir que en el mismo, se recogen todos los datos importantes de la obra. Desde la ubicación concreta y precisa de la piscina, hasta las dimensiones, tamaño y plazos de ejecución de la obra. Además de contener la información relativa al personal que trabajará en la misma y los materiales que se van a utilizar. Esto último de gran importancia en la actualidad, puesto que es fundamental que no supongan problema alguno para la salud o el entorno.

Algo similar ocurre con la maquinaria que se va a utilizar para realizar la instalación de la piscina y, las medidas de seguridad que deben tomarse durante la duración y ejecución de la obra. Aunque no sea necesario decirlo, lo vamos a decir, puesto que si el informe del proyecto, no se adapta a la legislación vigente, se rechazará la necesaria licencia de obras. Lo mismo que puede suceder si en mitad de la ejecución, las autoridades pertinentes comprueba que la misma, no se adapta a lo representado en el proyecto, cuando se solicitó la licencia y autorización correspondiente.

El último aspecto a tener en cuenta a la hora de instalar la piscina, son los costes. El presupuesto y lo que se piensa invertir en la construcción de una piscina, es sin duda lo más importante. Sin presupuesto, no hay piscina que valga. Por mucho que se pueda construir en el suelo o que te puedan dar las licencias, si no se puede pagar, todo eso no sirve de nada. Por lo que hay que valorar los costes que tiene, antes de lanzarse a la aventura.

Todo coste varía en función del tipo de piscina que se quiera instalar. Si se trata de un vaso prefabricado estándar o algo personalizado con formas irregulares. O en el mejor de los casos, una piscina de obra completa. Lo más común en nuestro país es construir piscinas estándar de seis metros de largo por seis de ancho. Esto suele costar unos quince mil euros aproximadamente, incluyendo la instalación completa. A esta cifra, hay que añadir un diez por ciento más por la fase de proyecto, la licencia de obras, etc. Si se tiene otra idea, se quiere mayor tamaño o que el vaso no sea prefabricado, además de los incontables extras que se puedan añadir, ya es cuestión de lo que uno se quiera gastar.

Así mismo, hay quien se contenta con montar una piscina desmontable durante la época estival y disfrutar de un chapuzón en el patio de su casa, sin necesidad de montar la piscina e invertir un gran presupuesto. Es cuestión de gustos y posibilidades, ya que, con total probabilidad, a la inmensa mayoría, les encantaría poder tener una piscina propia en la puerta de su jardín. Como hemos podido comprobar, es posible hacerlo, no resulta difícil conseguir los permisos si se dispone del terreno adecuado. Lo más complicado, para la mayoría, puede ser, la cuestión económica.

Compartir

Más entradas