Cada vez es más frecuente escuchar la palabra neuropsicología. No porque se trate de una disciplina moderna o reciente, sino porque cada vez, cobra mayor relevancia. Este punto en el que convergen la psicología y la neurología, se ocupa de da respuesta a aquellas incógnitas que la psicología o lo neurología, nos con capaces de responder de forma unilateral. Aunque los expertos en la materia, aseguran que la mayor certeza de esta disciplina médica (como prácticamente en cualquiera) es la incertidumbre. Es decir, poco sabemos del cerebro y lo que sabemos, no responde a todas nuestras preguntas.
Teniendo esto presente, no es de extrañar que para la inmensa mayoría, sea más sencillo dejarse llevar por las emociones que pararse a pensar en porque se producen. De cualquier modo, queremos aprovechar este artículo para hablar sobre la neuropsicología y de que trata esta interesante disciplina, así como de la labor del neuropsicólogo.
Sus aplicaciones se dirigen tanto a la asistencia clínica como a la investigación y combina los conocimientos de la psicología con los de la neurología, con la finalidad de poder comprender como afectan las funciones del cerebro, al funcionamiento cognitivo, emocional y conductual de las personas.
Por lo tanto, podemos decir que la neuropsicología se centra en la investigación de como las lesiones, trastornos o disfunciones cerebrales, pueden influir en áreas específicas, como las que se ocupan de las capacidades mentales superiores. Es decir la memoria, el lenguaje, la atención o la capacidad de razonamiento, entre otras funciones cognitivas. Siempre poniendo el foco en como la función cerebral, impacta en las emociones y el estado de ánimo, así como en la funcionalidad cotidiana, lo que viene siendo, el día a día.
Profesionales de la neuropsicología
Para adentrarnos como es debido en esta disciplina y todo lo que la rodea, nada mejor que consultar con los profesionales de la Clínica Nea y el equipo del Dr. Casariego. Ellos definen la neuropsicología como, una disciplina científica que se ocupa del estudio de la relación existente, entre el cerebro y la conducta.
Aquellos que se dedican a la neuropsicología, son en gran medida, personas con formación universitaria reglada en psicología que, con posterioridad han realizado un postgrado o maestría en neuropsicología. Para ejercer a nivel profesional como neuropsicólogo, es necesario contar con un bagaje importante y muy específico en cuanto a conocimientos teóricos y prácticos sobre el funcionamiento y la anatomía del cerebro. De hecho, requiere tener conocimientos profundos respecto a cómo funciona la cognición, en que se basas y como se manifiestan capacidades como la memoria, el lenguaje, la atención, el razonamiento, las praxias o las gnosias. Todas ellas, capacidades concretas relacionadas con la percepción y el reconocimiento de los estímulos.
Por lo que en este sentido, es necesario saber de qué manera se adquieren y desarrollan las citadas capacidades con el desarrollo de las personas, desde el nacimiento a la vejez. Así como en qué medida pueden verse afectadas por anomalías durante el proceso, o debido a diferentes tipos de alteraciones, lesiones o enfermedades cerebrales.
La neuropsicología cuenta con una especificidad indiscutible dentro del campo de la psicología, lo que ha derivado en la existencia de varias asociaciones profesionales y científicas que la avalan.
Con objeto de conocer un poco más la función de un neuropsicólogo, hablaremos de en qué consiste una evaluación psicológica. Se trata de un proceso que dirige un profesional del campo, mediante el que se pretende examinar el funcionamiento cognitivo, emocional y conductual de una persona. La finalidad del mismo, no es otra que comprender el impacto que las posibles disfunciones cerebrales o lesiones, tienen en su vida cotidiana. El proceso se inicia con una entrevista clínica detallada al paciente.
Siempre que sea posible, es fundamental contar con toda la información aportada por la persona afectada, los familiares o amigos cercanos. Este aspecto es calve para obtener perspectivas sobre el impacto de cualquier tipo de alteración dentro del funcionamiento cotidiano.
Así mismo, se recopila toda la información sobre la historia médica, los antecedentes familiares, el desarrollo, los síntomas actuales y cualquier otra información que pueda resultar relevante.
Con toda esta información recabada, se procede a realizar una serie de test o pruebas estandarizadas. Estas pruebas han sido diseñadas para evaluar las diferentes áreas cognitivas, entre las que se pueden incluir medidas de inteligencia, memoria, atención, funciones ejecutivas, habilidades motoras, lenguaje y otras funciones más específicas.
Para poder determinar de manera objetiva, la presencia de alteraciones de memoria u otras capacidades cognitivas, se procede a comparar los resultados obtenidos en las diferentes pruebas realizadas. Dicha comparación se efectúa con el rendimiento obtenido en una muestra, realizada a personas que no padecen ningún tipo de alteración cognitiva, en edad similar y con un nivel educativo semejante al de la persona sometida a la evaluación. Todo esto con base en otras posibles variables, a nivel sociodemográfico que sirven como referencia de la conocida como normalidad psicométrica.
A lo largo de toda la evaluación, el psiconeurólogo, observa el comportamiento del paciente, con objeto de identificar posibles dificultades en la ejecución de áreas específicas o aspectos emocionales y conductuales. Es frecuente que aparte de las citadas pruebas cognitivas, se administren escalas para proceder a una evaluación conductual o neuropsiquiátrica y una evaluación funcional. Es decir, se recogen de forma sistematizada los impactos que las dificultades cognitivas puedan tener en el desempeño de las actividades cotidianas. Para recoger información sobre los aspectos conductuales y funcionales, resulta esencial la aportación de la misma, por parte de una persona que conozca bien al paciente. A su vez, esta persona será la encargada de proporcionar la información relativa a los cambios que se produzcan en el día a día.
Finalidad de una evaluación neuropsicológica
Como se puede observar, las evaluaciones que llevan a cabo los neuropsicólogos son exhaustivas. La información que se recoge en ellas, permite a los profesionales, obtener un mapa de las fortalezas y debilidades relativas a las capacidades cognitivas de una persona en un momento dado. Este tipo de información posee un alto valor, sobre todo a la hora de orientar un diagnóstico respecto a alguna afección neurológica como puede ser el Alzheimer. Unido la percepción médica y el resultado de otras pruebas como pueden ser las de neuroimagen.
Aparte de su finalidad diagnóstica, la neurosicología y sus métodos de evaluación suponen una excelente base, a la hora de guiar y recomendar intervenciones específicas, como pueden ser los programas de estimulación o rehabilitación. Al mismo tiempo que permiten llevar a cabo un seguimiento adecuado, para evaluar la efectividad de los tratamientos y las intervenciones específicas recomendadas, así como la evolución clínica de la enfermedad o determinar el grado de capacidad del paciente. Por otro lado, la neuropsicología es un factor clave, en lo que respecta a la investigación sobre el desarrollo y funcionamiento cerebral.
Teniendo en cuenta el objetivo principal de la evaluación clínica, es posible recurrir a pruebas breves de cribado. Estas pueden ser realizadas por diferentes profesionales sanitarios que cuenten con el entrenamiento adecuado. Un ejemplo es el test Mini-Mental que proporciona orientación general relativa al estado cognitivo, sin profundizar en detalle.
Las pruebas o test de los que se valen los neuropsicólogos para evaluar a sus pacientes, son los clásicos test neuropsicológicos que permiten evaluar la cognición. Pruebas de pregunta-respuesta o papel y lápiz, basados en una interacción directa y cara a cara, entre el profesional y el paciente. Esto implica diversas pruebas que permiten realizar una evaluación de aspectos concretos.
A modo de ejemplo, citaremos algunos de ellos, como la evaluación de la memoria, del lenguaje, la atención, las funciones cognitivas, las praxias o las gnosias, mencionadas párrafos atrás.
Dado que la evaluación neuropsicológica no es ajena a los avances tecnológicos, cada vez disponen de más herramientas informatizadas de gran utilidad. Mediante su aplicación es posible obtener evaluaciones de mayor precisión como los aspectos relacionados con el tiempo de reacción, el reflejo de la velocidad de procesamiento de la información y la velocidad de repuesta, algo en lo que la digitalización concede mayor precisión. Al mismo tiempo que permite realizar evaluaciones de manera remota, lo que permite el acceso a más personas y agilizar la detección de aquellas señales de alarma.
No obstante, la labor de un profesional de la neuropsicología a la hora de interpretar el porqué de los errores, la forma en la que se ejecuta la actividad o el comportamiento del paciente mientras lleva a cabo las pruebas, no puede ser sustituido por un medio tecnológico.
De cualquier manera, los conocimientos sobre la neurología y la evaluación neuropsicológica, resultan esenciales para poder detectar de forma precoz y eficaz, los cambios cognitivos que se producen en las enfermedades neurodegenerativas, como el citado Alzheimer o las demencias, entre otras. Por lo que podemos decir que se trata de uno de los profesionales de la salud, con mayor importancia a la hora de conocer este tipo de problemas asociados a la cognición. Aspectos a los que no solemos conceder la mayor importancia hasta que vemos como fallan nuestras capacidades, la memoria y aspectos como el lenguaje o la movilidad.
Ahora ya conocemos un poco más sobre la neuropsicología y los profesionales que se ocupan de ella. Su labor y como ayudan en la detección y el tratamiento de las patologías que afectan al deterioro cognitivo.