La fuerza y el poder de la palabra son el mayor motor de la sociedad en la que vivimos. Un buen discurso, mueve masas. La demagogia, la palabrería y todos los charlatanes que nos venden humo, lo hacen con palabras. Los políticos que mueven los hilos de la sociedad, lo hacen con palabras. En definitiva, todo se conduce por la palabra que promete la acción que, a veces se produce. Nada como el marketing y la publicidad para valerse de la palabra y subir sus cotas de mercado para obtener mayores beneficios. Resulta increíble el poder que tiene la palabra en las “manos equivocadas”.
Digo todo esto porque a veces, este tipo de acciones llevadas a cabo por las empresas e marketing y publicidad, pueden hacer que te sientas, un tanto idiota. No pasa nada, nos toman por tontos pero no tiene la mayor importancia. Aunque a veces, te da que pensar y te surgen dudas, muchas dudas, respecto de todo lo que te cuentan, te venden y compras. Esta reflexión, surge de un anuncio de la televisión. En el anuncio, de coches sin ir más lejos, te venden un nuevo diseño o modelo, con tres motores diferentes. Tres. Hasta ahora, lo normal es que te vendan coches eléctricos, híbridos o de combustión diésel o gasolina. Si buscas más allá de lo que venden puedes encontrarte con motores de hidrogeno. La cuestión es que, en este anuncio, te venden motores eléctricos, híbridos y térmicos. Escucho este último motor y pienso “¿Térmico? Tengo que escribir un artículo sobre coches, esto parece nuevo, puede que lo utilice.”
Entonces me pongo en contacto con Talleres Paiz que saben más que yo sobre estas cuestiones, para que me asesoren sobre este tipo de motor y se me queda la cara a cuadros, rombos o espirales. No sé cómo denominar mi expresión y mi perplejidad. Es posible que no tenga demasiados conocimientos sobre los diferentes tipos de motor, pero a buen seguro que a la mayoría, si les planteas la pregunta de que es un coche con motor térmico, no te saben responder con exactitud. Yo tampoco sabría hasta ahora: un motor térmico es un motor de combustión. Vamos, el motor diésel o gasolina de toda la vida. Así que, mi artículo sobre el motor térmico, se ha ido por donde ha venido aunque me ha dejado la reflexión sobre el marketing y la publicidad y en qué medida, una sola palabra puede captar tu atención.
Ya no te venden la moto, te venden sostenibilidad sin que se sostenga
Al final se trata de eso: vender. Da igual cómo y da igual el que. Todo son números. Parece no importar la ética, ni los principios. La moral se escapa del mundo empresarial que hace lo imposible por mantenerse entre los más vendidos o solicitados. En este sentido, no podemos dejar de alabar a publicistas y expertos en marketing que se encargan de hacer magia con sus palabras. Cuanto más sintetizadas y breves, mejor. Menos riesgo de mentir de viva voz. Lo mejor es sugerir y allá cada quien entienda lo que quiera. No está nada mal la estrategia.
En este caso en particular, realmente no existe daño. Solo un ardid en el que te sueltan una palabra dentro de un contexto que invita a pensar en algo diferente. Menos contaminación, más sostenibilidad, menos daño al planeta, mayor índice de ventas. Es para premiar al o la, publicista. El problema, no está realmente en este anuncio en particular. Este ha captado mi atención porque tenía pendiente un artículo sobre el mundo del motor y luego me he encontrado la realidad y sin tema para mi artículo. Al menos el tema que tenía en mente.
Tal vez haya más personas que como yo, al ver el anuncio, han pensado que un motor térmico puede ser algo nuevo y verdaderamente ecológico. Así como también cabe la posibilidad de que muchas personas, sepan que un motor térmico no es nada nuevo. En cualquier caso, tal y como te lo venden, da lugar a pensar lo que no es y ese es el verdadero problema. Con la publicidad engañosa, lo que hacen es inducir pensamientos erróneos y provocar conductas de compra sobre ideas que en realidad no son lo que parecen.
Nos venden todo tipo de productos como sostenibles cuando no lo son. Basta con utilizar las palabras de la forma correcta (para ellos, obviamente). Nos venden la tecnología híbrida y eléctrica como la panacea de la sostenibilidad y la eliminación de la huella de carbono, cuando la realidad, difiere bastante de lo que nos hacen suponer. De hecho, no existe ningún anuncio o campaña publicitaria que realmente afirme que los motores híbridos o eléctricos de los coches, son el no va más. Tan solo sugieren la idea del concepto que quieren meterte en la cabeza. Entre lo que dicen y lo que omiten, se crea un limbo mental en el que cabe toda la sugestión que provocan las imágenes que utilizan. Humo y más humo es su estrategia, pero en vez de ver ese humo y tratar de salir del mismo, nos creemos que se trata de aire. Nos impiden ver con claridad el bosque que se esconde tras el árbol.
Motor térmico (motor tradicional) o tecnología eléctrica
Tenía que hablar de motor, así que vamos a ello. Ya está prácticamente dicho todo lo relativo a los diferentes motores de coche que podemos encontrar en el mercado. No obstante como no me queda mucho para terminar el artículo en cuestión, hablaré de las diferencias existentes entre los motores térmicos, de combustión, de toda la vida, los que funcionan con gasolina o gasoil, tan vilipendiados y los modernos motores híbridos y eléctricos.
Sabemos que los vehículos híbridos y eléctricos forman parte del panorama automovilística desde hace ya unos cuantos años. Ya no es novedad ni sorprende encontrarse coches eléctricos en las carreteras. Ni topar con estaciones eléctricas para cargar las baterías de estos vehículos. Pero es posible que todavía no queden muy claras las diferencias entre los vehículos más modernos y los menos, es decir, los tradicionales a los que ahora, denominamos térmicos, seguramente por tratarse de una palabra con menos connotaciones negativas que diésel, gasolina o combustión.
Retomando el tema, la definición básica de coche eléctrico, viene a ser que se mueve gracias a un motor que transforma la energía eléctrica en mecánica, mientras que el motor térmico, transforma la energía química en mecánica. Un mismo fin, diferentes medios. La energía de un coche eléctrico, se acumula en las baterías; de los coches térmicos, en el depósito de combustible.
Entre pros y contras de uno u otro tipo de motor, los eléctricos, no necesitan tanto pedal ni palanca: embrague y cambio de marchas desaparecen haciendo las delicias de los menos coordinados. Esto es así porque tienen algo que en la industria del motor se denomina par, la capacidad del motor para producir trabajo, desde la primera vuelta del propulsor. En contra, juega el peso adicional que tienen que arrastrar debido al peso de las baterías y que la recarga necesita de un tiempo prolongado para estar operativo.
Los coches eléctricos no cuentan con el beneficio de una mayor autonomía, que generalmente va de los cien a los dos cientos kilómetros. Un coche de combustible, pude llegar a tener una autonomía de entre quinientos y seiscientos kilómetros. A favor, juegan con unos datos más que positivos en lo que a contaminación respecta (nos referimos a los eléctricos) nada de contaminación ni emisiones de CO2. El coste por kilómetro es mínimo y recuperan energía con la frenada o la desaceleración, aunque esto, empieza a darse también en los vehículos térmicos.
Si metemos un coche eléctrico en una batidora y añadimos un térmico, tenemos un híbrido. Como si de un experimento se tratará, nos encontramos con una mezcla que reúne lo mejor de cada casa: dos tipos de energía en clara representación de las ventajas que ofrece cada una. Obviamente, las desventajas de los dos tipos de motores, también están presentes.
En este aspecto, la mayor desventaja, es el mayor peso que posee el vehículo en cuestión, puesto que debe contar con los dos sistemas y sus consecuencias. Como beneficio, las bajas emisiones, el menor consumo en ciudad y que se puede seguir conduciendo aunque se gaste la batería.
Como conclusión, a la hora de elegir el mejor tipo de motor para nuestro coche, cada uno cuenta con sus propias características positivas y factores negativos. Cabe señalar que los avances que proporcionan las nuevas tecnologías, no favorece la elección, pues los coches de combustión que se mueven con gasolina, gasoil o gas, cada vez consumen menos combustible y contaminan menos. Los coches eléctricos cuentan cada vez con mayor autonomía y necesitan menor tiempo de recarga. Los híbridos ofrecen propuestas muy interesantes con claras ventajas frente a los otros tipos, pero como hemos dicho, también presumen de desventajas en ciertos aspectos.
En cualquier caso, cada tipo de motor cuenta con sus ventajas y desventajas y por mucho que nos cuenten, ninguno es mejor que otro, ni menos contaminante. El que no contamina en la carretera, contamina en su fabricación y viceversa.